Sepa cuándo se debe mandar y cuándo se debe hablar con modestia

Quienes vacilan al hablar, utilizan muchas veces palabras como “muy”, preguntas retóricas y clichés, por ejemplo, no suelen ser tenidas en cuenta para ser promovidas, contratadas o apoyadas por los superiores, según han demostrado algunos estudios lingüísticos.
Vale preguntarse, ¿de qué depende la percepción de los demás? Un reciente experimento realizado por Alison R. Fragale de la Universidad de Carolina del Norte asegura que depende del contexto en el que nos expresamos.
Para él, existe un lenguaje del éxito y otro del fracaso. Y en determinado contexto o situación el primero puede primar. En otros, por el contrario, el lenguaje de la modestia puede ser más acertado. Para arribar a dicha tesis, hicieron un experimento.
En la prueba se le dijo a un grupo de personas que iban a participar de un juego de toma de decisiones vía email en el que los planteos serían enviados por un programa informático. Y se les planteó el típico juego de supervivencia en el que los participantes debían elegir con qué quedarse y de qué prescindir.
A unos se les planteó que deberían poner la linterna en lo más alto del listado y, a otros, se les pregunto: “¿Tú crees que la linterna debería estar en lo más alto?”
Luego se les pidió a los miembros que calificaran a sus compañeros de acuerdo a su potencial de liderazgo. A unos se les dijo que el ejercicio implicaría un proyecto independiente y a otro una tarea colaborativa.
Finalmente, pudieron constatar que quien tenía un discurso de orden y poderoso fue elegido para comandar los proyectos independientes mientras que los de discurso más modesto fueron preferidos para las tareas de colaboración.
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