Blanca Berasátegui: "La Universidad no puede perder el tren de la edición digital"

31/05/2012

 Imagen relacionada Ser miembro del jurado de los Premios Nacionales de Edición Universitaria desde 2004 y directora de El Cultural (El Mundo) le ha permitido a esta periodista conocer de primera mano lo que editan las universidades españolas y ser testigo de su transformación en los últimos años.

En esta entrevista vuelca gran parte de sus observaciones. Reconoce la aportación de las publicaciones de los campus a la cultura pero advierte del camino que aún les queda por recorrer, en un sector y en un mundo que cambian cada día.

La primera pregunta es obligada: ¿Qué edición universitaria tiene nuestro país?

La edición, en general, es mucho mejor que el resto de las cosas que funcionan en España. Y la edición universitaria, especialmente. En mi caso, apenas la conocía y durante un tiempo creí que se limitaba básicamente a la publicación de tesis doctorales y que apenas salían del círculo universitario. Ahora compruebo año a año, gracias a la reunión que mantenemos los miembros del jurado, la cantidad de libros que las universidades publican, lo bien que se edita, lo estupendamente que pueden competir con las editoriales comerciales y el hueco que suplen, puesto que todos sabemos que habría temas que nunca publicarían las editoriales comerciales. Todos los años me sorprende. Y no lo digo porque esté ahora en una revista de las editoriales universitarias: la mejora de la edición es más que notable.

¿Por qué ese interés en que los críticos sean expertos universitarios?

Porque desde el principio creímos que era necesaria la colaboración del periodismo con el mundo universitario. Pensamos desde el principio que teníamos mucho que ganar ambos. La Universidad siempre ha mirado con cierto desdén al periodismo, seguramente con razón, porque éramos tachados de superficiales, de poco rigurosos. Cuando Anson creó El Cultural en ABC y luego en El Mundo nos propusimos unir las fuerzas. Para ello, qué mejor que los críticos salieran de la universidad y transmiten su conocimiento a través de las páginas de un periódico. Creo que lo conseguimos, gracias sobre todo a la disciplina de los catedráticos-críticos, que aceptaron los tiempos —siempre breves— y los espacios —siempre escasos— del periódico.

Una de las críticas más extendida a los suplementos culturales es la de que sólo reseñan libros editados por sus propios grupos de comunicación. Imagino que la habrá escuchado más de una vez.
 
Sí, la oigo continuamente, pero no es verdad. El Cultural tiene una hemeroteca que lo desmiente. De La Esfera, que es la editorial del grupo al que pertenece El Mundo nosotros publicamos muy poco. El diario ABC no tiene grupo editorial. Siempre que se hace esa crítica se está pensando en el Grupo Prisa. Pues que le contesten ellos. Otra cosa es que nos equivoquemos en la elección de los libros, que no lo hagamos lo bien que deberíamos o que nos sintamos arrastrados por las leyes del mercado. Eso sí puede pasar.
 
Las editoriales universitarias españolas hacen desde hace varios años una campaña de publicidad en los suplementos culturales. ¿Cree que ha contribuido en algo al conocimiento de la edición universitaria?

Obviamente no le voy a decir lo contrario. Pero es que de verdad creo que sí. Fíjese si lo creo que a mí misma me es utilísima para seleccionar los libros que mandamosa los críticos. Y para los lectores también lo es, la prueba es que nos preguntan por ellos, especialmente los que nos siguen en la Red. A elcultural.es acuden ya másde 550.000 usuarios únicos, un millón de visitas… es que ya es mucho. Lo digo siempre porque estoy muy satisfecha. Estamos creciendo, creciendo y creciendo. Y con muchos lectores fijos.

¿Cuáles son, a su modo de ver, las diferencias más notables entre la edición privada que publica temas científicos y la universitaria pública?
 
La edición privada tiene más conexión con los medios.
Llevan más tiempo interesados en que esos libros se vendan y se hable de ellos. La edición privada se juega loscuartos y la universidad no tanto. A la edición universitaria le falta competir más por el público y en los escaparates. Pero el tiempo corre a favor de la edición universitaria porque ahora hay muchos más libros, abarcan temas más plurales y de mayor interés y hay más población universitaria.

Conoce muy bien el sector

Llevo treinta años haciendo páginas culturales. Esta circunstancia ha sido una buena atalaya para ver el camino recorrido y veo que ahora está ocurriendo algo que nopasaba hace veinte años: el interés por la divulgación científica. Se ha convertido en un asunto de interés diario y casi doméstico. La prueba es que todos los medios tienen su sección de ciencia. En El Cultural la tenemos. Tengo clarísimo que hoy una persona no puede considerarse culta sin tener conocimientos de divulgación científica. La ciencia y las humanidades son las caras de una misma moneda.

En las últimas ediciones de los Premios Nacionales de Edición Universitaria se han recibido más de cien obras a las distintas modalidades. ¿En qué áreas cree usted que destaca la edición universitaria española?

Tengo la impresión que los perfiles biográficos de todos los campos científicos y humanísticos se están haciendo bien. Las colecciones, en cambio, me interesan menos. Siempre me han sorprendido las buenas biografías que publican porque hay tantos personajes importantes en la historia de la educación, la ciencia y la cultura que apenas conocemos… Me parece una veta a seguir. Y luego está la historia y los clásicos. Disponer de unas ediciones modernizadas de clásicos me parece esencial.

En los últimos años, el jurado ha dejado desierto el premio a la edición electrónica. ¿Cree usted que las universidades se están quedando rezagadas en la producción de obras digitales?

No me atrevería a hablar en general de las universidades porque yo creo que no. O al menos eso creíamos. Pero efectivamente por lo que se presenta, sí. Choca. Choca. Porque mientras estamos hablando de unas editoriales cada vez más atractivas con el paso de los años, que intentan ir a un público mayoritario… comprobamos que en el apartado digital envían cosas que veíamos hace quince años. Efectivamente, la edición digital no está a la altura del resto de las ediciones. Pero es porque no se han puesto a ello, yo creo. Y hay que ponerse. Ese tren no lo puede perder la universidad.

Hablando de edición digital. ¿Cómo están viviendo los suplementos culturales los cambios tecnológicos en los medios de comunicación?

Los medios tienen un problema brutal económico y estructural porque está cambiando el modelo. Hemos acostumbrado al usuario muy mal, se lo hemos ofrecido todo gratis y ese modelo de negocio es una ruina. Tendrá que ir cambiando poco a poco. Los medios digitales tienen que vivir del trabajo que hacen. Nosotros tenemos los trece años de El Cultural volcados en la Red y además tenemos la edición diaria digital. Para que se haga una idea, esos trece años sólo suponen el treinta por ciento de lo que hay en nuestra web, el otro setenta por ciento es contenido hecho en exclusiva para la edición en Internet.

Desde la dirección de un suplemento cultural, ¿cómo se percibe el problema de la piratería de la cultura?
 
Es un problema, sí. Para mi dificil de resolver. Está claro que supone un desprecio absoluto al trabajo de los creadores. Y asombrosamente está muy bien visto por muchos usuarios de la Red. No se dan cuenta de que esto no pasa en ninguna de las facetas de la vida. Cuando compras el periódico, el pan o un billete de avión, intentas que sea lo más barato posible, pero pagas. Cobrar en la Red les parece que va en contra de la cultura. Y no, es al contrario. Es urgente la creación de sistemas, que ya funcionan bien en muchos sitios, para que el «consumidor de cultura» como ahora se llama, pueda acceder a las películas, discos y libros que le gusten con facilidad y a buen precio, cosa que no ha ocurrido durante años. Hay que frenar la piratería porque si no llegará un momento en el que los autores no puedan vivir , y no puedan crear. Durante un tiempo ha sido más fácil encontrar páginas desde las que bajarse los contenidos gratis que sitios donde comprarlos. Ese ha sido el problema. En España se ha empezado tarde y caro. Por eso ha pasado lo que ha pasado. Porque lo que no podía ser, efectivamente, es que las editoriales pusieran a la venta un libro al mismo precio que el papel. Eso ya no ocurre. La situación está cambiando por días: cada vez hay más oferta y a precios muy competitivos. Pero hay un tejido de usuarios enorme y muy compacto que está acostumbrado a bajarse todo con mucha facilidad y gratis. Es evidente que los derechos de autor tienen que estar regulados. Con facilidades de acceso y precios baratos.

¿Se atreve a pronosticar el futuro del libro?

Sí, me atrevo. Tal vez sea el deseo, pero estoy convencida que al libro en papel le quedan siglos de vida. Será, tal vez, más minoritario. Quizá de cada cien títulos, 10 quedarán para el papel y 90 serán digitales, pero los buenos libros tienen larga vida todavía… A lo mejor soy una optimista. Pero me gustaría que fuera así.

Texto: Rosa de Bustos.

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