Científicos de la Universidad Pablo de Olavide demuestran que los ratones son capaces de aprender por observación
Un estudio liderado por José María Delgado demuestra que los ratones
pueden aprender viendo lo que hacen sus congéneres, una tarea que se
suponía restringida a otras especies superiores.
Los ratones son capaces de aprender observando el comportamiento de sus congéneres. A esta conclusión ha llegado un estudio realizado por científicos de la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide. Los resultados del trabajo, portada en la edición de abril de la revista Learning and Memory, demuestran por primera vez esta capacidad de los ratones que, hasta ahora, se consideraba restringida a otras especies superiores, principalmente los primates. Un aprendizaje que, además, puede ser mejorado o bloqueado mediante la activación de determinadas zonas del cerebro.
“En el aprendizaje por observación se realiza a través de la experiencia del otro. En nuestro experimento hemos podido ver cómo un ratón era capaz de desarrollar una tarea simple, tocar una palanca que hace que baje una bola de comida, viendo como otro ratón lo hacía y sin posibilidad de acercarse para imitarlo”, apunta Teresa Jurado. Esta doctoranda de la Pablo de Olavide busca con su estudio, dirigido por los investigadores José María Delgado y Agnès Gruart, profundizar en el conocimiento existentes sobre los centros neurales que participan en este tipo de aprendizaje.
Para ello, el estudio complementa las sesiones de observación con la estimulación en el momento clave de la demostración de dos puntos distintos del cerebro, obteniendo resultados opuestos. Por un lado, incidiendo en el núcleo accumbens, lugar donde converge entre otras cosas la información para el comportamiento instrumental, estos científicos han demostrado que la capacidad innata de aprendizaje social puede verse mejorada.
Por otra parte, la estimulación de la corteza prefrontal previa impide que se adquiera conocimiento por esta vía. “La corteza prefrontal es responsable de la memoria de trabajo, esto permite mantener la información sobre un estímulo y actuar de acuerdo con el mismo. Una herramienta fundamental para el aprendizaje y que, según hemos podido ver durante nuestra investigación, debe trabajar sin ninguna sobreestimulación para que el aprendizaje por observación se lleve a cabo”, señala Teresa Jurado.
“En el aprendizaje por observación se realiza a través de la experiencia del otro. En nuestro experimento hemos podido ver cómo un ratón era capaz de desarrollar una tarea simple, tocar una palanca que hace que baje una bola de comida, viendo como otro ratón lo hacía y sin posibilidad de acercarse para imitarlo”, apunta Teresa Jurado. Esta doctoranda de la Pablo de Olavide busca con su estudio, dirigido por los investigadores José María Delgado y Agnès Gruart, profundizar en el conocimiento existentes sobre los centros neurales que participan en este tipo de aprendizaje.
Para ello, el estudio complementa las sesiones de observación con la estimulación en el momento clave de la demostración de dos puntos distintos del cerebro, obteniendo resultados opuestos. Por un lado, incidiendo en el núcleo accumbens, lugar donde converge entre otras cosas la información para el comportamiento instrumental, estos científicos han demostrado que la capacidad innata de aprendizaje social puede verse mejorada.
Por otra parte, la estimulación de la corteza prefrontal previa impide que se adquiera conocimiento por esta vía. “La corteza prefrontal es responsable de la memoria de trabajo, esto permite mantener la información sobre un estímulo y actuar de acuerdo con el mismo. Una herramienta fundamental para el aprendizaje y que, según hemos podido ver durante nuestra investigación, debe trabajar sin ninguna sobreestimulación para que el aprendizaje por observación se lleve a cabo”, señala Teresa Jurado.