Todas las personas no son generosas por naturaleza pero pueden incorporar la generosidad en sus vidas si se comprometen a realizar en cada jornada un acto desinteresado.
Si quieres ser generoso pero no sabes cómo hacerlo, comprométete a hacer un acto de buena fe todos los días, según publica el portal Intuit.com. No importa cuán importante sea lo que hagas, empieza por tener actos de generosidad pequeños en el
trabajo y luego amplía tu compromiso.
Ser generoso es dar sin esperar recibir nada a cambio, nuestro conocimiento, amor, experiencia o cualquier otra cosa y sin esperar nada a cambio. Son varios los estudios que han demostrado que las
personas generosas son más saludables, más felices y se sienten más satisfechas con su vida.
Puedes ser generoso ayudando como mentor a otra persona que sea mayor o menor que tú. También puedes ayudar a personas que atraviesen ciertos problemas dándoles ánimo.
La generosidad es contagiosa por lo que será bueno que si quieres ayudar te juntes con personas u organizaciones que busquen siempre colaborar. Vincularte con ellos te permitirá hacer nuevos lazos, duraderos y te permitirá ampliar tus habilidades y crecer como persona.
No importa en qué situación estés. Más allá de tus problemas y de tus límites, hay personas que viven peor que tu y que valorarían mucho tu ayuda.
Asume que lo que aportas al mundo en algún momento te será retribuido. Cosecha la generosidad todos los días de tu vida y te sentirás a pleno y contento contigo mismo. No hay nada que te lo impida. ¡Adelante!