Un estudio estadounidense revela que el consumo de productos derivados de la leche pueden ser perjudiciales para nuestra salud
El consumo de leche siempre ha sido considerado fundamental, especialmente para los niños, ya que contiene un gran número de nutrientes que favorecen el crecimiento. Asimismo, contiene altos niveles de calcio que beneficia a personas de todas las edades ya que ayuda a prevenir las enfermedades óseas, fortalece los dientes y brinda minerales, proteínas y vitaminas necesarias para el cuerpo. Sin embargo, una investigación desarrollada por la
Universidad de Harvard evidencia que el consumo de productos lácteos incluyendo la leche puede dañar tu salud.
El sitio
viaorganica.org explica que la leche industrializada así como los productos que de ella deriven pueden no ser tan beneficiosos para nuestro cuerpo debido a los endulzantes, las proteínas, el azúcar, la grasa y
los contaminantes que traen consigo.
Adicción a los endulzantes
El consumo excesivo de azúcar es uno de las principales problemáticas actuales asociadas a los niños. Numerosos estudios han comprobado el vínculo del exceso de azúcares con la
obesidad y la diabetes, entre otras enfermedades.
David Ludwig realizó una investigación acerca de las propiedades adictivas de los endulzantes en las bebidas. Gracias a ello, varias organizaciones estadounidenses han recomendado que se evite su consumo, cambiándolo por leche reducida en grasa. Sin embargo Ludwig sostiene que esto tampoco es bueno, puesto que para contrarrestar el poco sabor que tiene la leche con menos grasa, se le agrega aún más azúcares.
El calcio que tiene la leche puede recuperarse de otras fuentes. El investigador subraya que, por ejemplo la coliflor cocida tiene aún más calcio que la leche. Puedes también consumir más sardinas, semillas, nueces, frijoles o vegetales de hojas verdes y evitar tanto consumo de leche.
Lactantes: los de mayor riesgo al consumir leche de vaca
La leche de vaca entera puede ser peligrosa para los más pequeños, ya que no contiene los mismos nutrientes que
la leche materna y puede llevar a una deficiencia de hierro, ácidos grasos esenciales o vitamina E. El hierro escasea en la leche vacuna, y para conseguir los niveles que promueve la Academia de Pediatría Americana (15mg diarios), el niño necesitaría consumir 31 vasos de leche. Además, un exceso de leche puede generar pérdidas de sangre en el tracto intestinal, lo que eventualmente reduce los niveles de hierro del cuerpo, por lo que un mayor consumo tampoco es una solución útil.
Para exacerbar esta realidad, recientemente un estudio realizado por la
Universidad de Iowa, Estados Unidos, demostró que hay niños más sensibles a la leche vacuna, que son propensos a reaccionar de peor manera. De acuerdo con esto, las cantidades de sangre pueden ser severamente mayores en estos niños, generando una pérdida importante de hemoglobina.
La diabetes y los lácteos
Varios estudios sostienen una fuerte vinculación entre el consumo de productos lácteos y el surgimiento de la diabetes insulinodependiente. Esta diabetes surge en la niñez y suele llevar a la ceguera, enfermedades cardiovasculares, problemas renales y amputaciones a causa de una mala circulación.