¿Cuáles son las claves del envejecimiento y cómo detenerlo?

11/06/2013

envejecimiento-arrugas-cancer-noticiaLos investigadores españoles sostienen que combatiendo el envejecimiento se lucha contra el cáncer y las demás enfermedades de mayor incidencia en el mundo desarrollado. La prestigiosa revista Cell ha publicado una revisión exhaustiva al respecto, donde se definen por primera vez todos los indicadores moleculares del envejecimiento de los mamíferos, las nueve firmas que marcan el avance del proceso.También se dice sobre cuáles se puede actuar para prolongar la vida; y combate algunos mitos,...
Los autores son los investigadores españoles Carlos López-Otín (Universidad de Oviedo); Maria Blasco (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO); y Manuel Serrano (CNIO), con Linda Partridge (Instituto Max Planck para la Biología del Envejecimiento) y Guido Kroemer (Universidad de París Descartes). Se han inspirado en un trabajo clásico publicado también en Cell en 2000, The Hallmarks of Cancer, que marcó un antes y un después en la investigación de esta enfermedad.

 
“La situación actual de la investigación en envejecimiento se parece mucho a la del cáncer en décadas pasadas”, se afirma en el trabajo resultante, titulado The Hallmarks of Aging.

 
La relación de este trabajo con el cáncer va más allá de un paralelismo formal. Porque uno de los resultados principales de The Hallmarks of Aging es que entendiendo y combatiendo el envejecimiento se lucha también contra el cáncer y las demás enfermedades de mayor incidencia en el mundo desarrollado. La relación está clara: el envejecimiento resulta de la acumulación de daño en el ADN a lo largo de la vida, y ese proceso es también lo que origina el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas, como el Alzheimer.

 
El envejecimiento es la causa de las enfermedades que ocurren cuando nos hacemos mayores”, explica Blasco. “Identificar los marcadores moleculares del envejecimiento ayuda a encontrar la causa  de otras enfermedades, como el cáncer. Esto es muy relevante”, precisa. En el artículo se afirma que “el cáncer y el envejecimiento pueden compartir un origen común”, y se explica que pueden ser considerados “dos manifestaciones diferentes del mismo proceso subyacente”.


“No se trata de no tener arrugas”


Para Serrano, este aspecto elimina la “frivolidad” con que a menudo se aborda la investigación del envejecimiento: “No se trata de no tener arrugas ni de vivir cien años a cualquier coste, sino de prolongar la vida sin enfermedad”. En Cell, los investigadores son explícitos al declarar su objetivo último: contribuir a “identificar dianas farmacológicas que mejoren la salud humana durante el envejecimiento”.


Cuatro causas primarias del envejecimiento


Las causas primarias del envejecimiento son cuatro: la inestabilidad genómica; el acortamiento de los telómeros; las alteraciones epigenéticas; y la pérdida de la proteostasis.

 
La inestabilidad genómica se refiere a los defectos que se van acumulando en los genes con el tiempo, por causas intrínsecas o extrínsecas.

 
La pérdida de proteostasis tiene que ver con la no eliminación de proteínas defectuosas, que al acumularse causan patologías asociadas al envejecimiento.

 
Las respuestas del organismo a las causas desencadenantes son mecanismos que intentan corregir los daños, pero que, si se cronifican o exacerban, también se vuelven dañinos.

 
También tienen este doble filo otros dos procesos muy presentes en las discusiones sobre teorías del envejecimiento: el llamado daño oxidativo, relacionado con los famosos radicales libres; y mecanismos derivados del metabolismo, relacionados a su vez con las evidencias -todavía no confirmadas en humanos- de que la restricción calórica prolonga la vida.

 
Todo apunta a que la realidad es más compleja que simplemente tomar antioxidantes y dejar de comer para vivir más. Los radicales libres pueden ser dañinos en grandes cantidades, pero su presencia también desencadena una respuesta protectora. En cuanto a los antioxidantes, los autores son contundentes: no hay evidencia genética de que aumentar las defensas antioxidantes retrase el envejecimiento. Y, si es cierto que ante la escasez de nutrientes el organismo pone en marcha estrategias protectoras -presumiblemente, la razón de que la restricción calórica parezca dar resultado-, “con el tiempo y en exceso, pueden ser patológicas”, afirman.

Estrategias para frenar el envejecimiento


Los autores repasan en el trabajo las dianas terapéuticas ya identificadas, y proponen soluciones para frenar el envejecimiento.

 
Una de las estrategias terapéuticas ya probadas en ratones, con éxito, es evitar el acortamiento de los telómeros. “Es un proceso que se puede frenar e incluso revertir en ratones”, afirma Blasco, experta en el área. Ella cree que, en general, “tenemos aún mucho margen de maniobra para combatir el envejecimiento y lograr vivir más años de forma saludable”.

 
Para López-Otín, “las oportunidades de extender la longevidad en un futuro más o menos próximo son muy diversas. Las intervenciones dirigidas a disminuir o corregir los daños genómicos inherentes al paso del tiempo son todavía lejanas, pero las relacionadas con los sistemas de regulación metabólica pueden ser mucho más accesibles”. Y concluye: “No podemos aspirar a la inmortalidad, sino a la posibilidad de que la vida sea un poco mejor para todos”.



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