Ébola: logran determinar dónde y cuándo se produjo el brote en África
Investigadores del Instituto Robert Koch han logrado determinar dónde y cuándo se produjo el brote de ébola en África. De acuerdo a los resultados del estudio, la epidemia se originó en un árbol en una zona del sureste de Guinea donde vivían murciélagos infectados.
El ébola fue la enfermedad que más preocupación generó en 2014 y uno de los virus más mortíferos que existen. El brote de este año fue confirmado en marzo y desde entonces se ha cobrado la vida de 7.905 personas e infectado aproximadamente a 20.206, principalmente en las regiones de Guinea, Liberia y Sierra Leona, informó el pasado viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, el origen del ébola era desconocido hasta ahora, cuando investigadores del Instituto Robert Koch han descubierto que la epidemia se produjo a partir de un árbol en el sureste de Guinea, habitado por murciélagos infectados.
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Las principales conclusiones del estudio
El equipo de investigadores cree haber descubierto la raíz del brote, aunque aún se necesitan más estudios para producir la confirmación oficial, publica la revista EMBO Molecular Medicine. La primera infección se produjo con un niño que jugaba en un árbol hueco donde vivían murciélagos infectados. Emile Ouamouno, de 2 años, enfermó hace 1 año y murió; defunción que las autoridades sanitarias consideran fue el primer caso registrado de la epidemia, reconocida oficialmente en marzo.
El virus no se descubre en los murciélagos que actualmente viven allí, aseguraron los investigadores, pero si afirmaron que el niño lo contrajo de murciélagos que habitaron el árbol. Tal vez no sea posible determinar nunca con total precisión si la epidemia se originó allí, pero sí presumen que fue un animal el que ocasionó la transmisión a los seres humanos. Muchos creen que se trató de un murciélago de la fruta, aunque otros científicos creen que se trata de un chimpancé o un antílope, que infectó al murciélago y de allí la cadena de contagio se expandió.
El brote de ébola, que comenzó en un pueblo de apenas 30 casas del sur de Guinea, Meliandou, no produjo señales de haber infectado a animales más grandes cerca de allí, ni de los 169 murciélagos analizados en la región. De acuerdo al epidemiólogo y principal autor del estudio, Fabian Leendertz, "controlamos las poblaciones de grandes mamíferos cercanos al origen, a Meliandou, y no encontramos pruebas de una epidemia paralela".
Más tarde descubrieron que una gran colonia de murciélagos de cola larga vivían en un árbol hueco cerca de la casa de Emile Ouamouno, y que éste se incendió en marzo, llevando a que "una lluvia de murciélagos" saliera de él. En cuanto al modo de contagio, Leendertz asegura que comer los murciélagos o animales infectados no es lo que genera el problema: "los niños pueden comer carne, pero la carne hervida no es el problema. La clave es cazar el murciélago y estar en contacto con su sangre y sus órganos", puntualizó.
España presente en la investigación
La antropóloga española de Charité, el hospital universitario de la facultad de Medicina de la Universidad Libre de Berlín, Almudena Mari Sáez, involcrada profundamente en la epidemia en el pasado mes de abril, ha formado parte de la investigación liderada por Leendertz, y explica que "los cazadores del pueblo cazan murciélagos para comérselos o venderlos como carne pero en la época en la que se infectó el niño las especies de murciélago de la fruta no suelen verse por la zona".
Explica que "faltan la mayoría de las pruebas pero las piezas encajan". Afirma que el niño no estuvo en contacto con vísceras de murciélago, ya que su padre no vivía en su casa, los cazadores afirman no haber cazado en esa época y la madre, que murió más adelante, no pudo haber conseguido uno para hervir y alimentar a sus hijos. El equipo cree que seguramente el niño jugó con un murciélago infectado.
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