El castigo promueve la deshonestidad en los niños

16/12/2014

Un nuevo estudio revela que la posibilidad de que un niño sea sincero se reduce cuando se le amenaza con castigarlo, sin embargo es más probable que sean honestos para complacer al adulto o porque se trata de lo correcto.

El castigo de los niños es una medida muy común en el mundo como manera de corregir las actitudes de los niños que no se ajustan a las reglas de la casa o la escuela. Algunos de ellos son expulsiones de clase, reprimendas, gritos...en algunos casos, los castigos pueden llegar a ser corporales. Sin embargo un nuevo estudio de la Universidad McGill, Canadá, revela que las amenazas de castigo fomentan la deshonestidad en los niños, que no quieren decir la verdad por miedo al castigo.

 

 

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El castigo corporal a niños solamente está prohibido en 43 países

Una reciente investigación elaborado por la Iniciativa Global para Acabar con los Castigos Corporales a Niños, que ha observado cómo estas prácticas están mal vistas en 194 países, pero solamente son ilegales en 43. El primero en prohibir esta práctica fue Suecia en 1979, mientras que los últimos en unirse a la prohibición por ley han sido Estonia, San Marino, Argentina, Bolivia, Malta y Brasil.

 

 

Si bien casi todos los países del mundo han han ratificado la Convención de los Derechos de los Niños, menos de la tercera parte ha establecido leyes que protega a los niños del maltrato y la violencia. Cada lugar presenta circunstancias diferentes: Australia no prohíbe la práctica en los hogares, pero sí se la concibe como un crimen. En cuanto al castigo en escuelas, depende del territorio, si es o no un crimen, al igual que ocurre con Estados Unidos. 

 

 

En Canada no sólo es legal, sino que una ley promulgada en 2004 defiende el derecho de los padres "a administrar castigos físicos a sus niños de entre 2 y 12 años pero sin usar objetos o golpes en la cabeza". En Ecuador está permitido en algunas comunidades, en India es utilizada en la justicia tradicional, en Kenia la constitución contenpla los malos tratos pero existen leyes previas que necesitan ser abolidas. 

 

 

El efecto contraproducente de los castigos

El estudio de investigadores del departamento de psicopedagogía y asesoramiento psicológico de la universidad canadiense, sostiene que las frases similares a “Dime la verdad, si me mientes te castigaré” no son útiles en la educación de los niños, ya que "no promueve que se diga la verdad”, sostiene la líder del estudio, Victoria Talwar, e incluso “la amenaza de castigo puede tener el efecto contrario al reducir la probabilidad de que los niños digan la verdad cuando se les anima a hacerlo”.

 

 

Asimismo, el estudio afirma que las probabilidades de una mayor sinceridad aumentan cuando los niños quieren complacer a los adultos, especialmente los más pequeños, o porque creen que es lo correcto, cuando son más grandes, ya que tienen incorporadas las normas de conducta.

 

 

Para corroborar las hipótesis, los investigadores han realizado un experimento con 372 niños de entre 4 y 8 años, los dejaban solos en una habitación por 1 minuto con un juguete detrás de él en una mesa, y le dijeron que no lo mirasen hasta que el investigador retornase.

 

 

Durante ese tiempo una cámara grababa lo ocurrido. La grabación revela que el 67,5% miraban el juguete, pero que la tendencia disminuía entre los más grandes. Sin embargo, al preguntar si lo habían visto, un 66,5% de ellos mintió, y además las probabilidades de mentir aumentaban con los niños de mayor edad, con mayor soltura para mentir.

 


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