La Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) acogió una charla de Pablo Pineda, el primer ciudadano europeo universitario con Síndrome de Down, quién habló acerca de lo que implica el no tener acceso a la tecnología en la actualidad.
En el marco de la presentación del proyecto de voluntariado corporativo #TecnologíaSinBarreras en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), dirigida a los empleados del Centro de Innovación Tecnológica de Insa, Pablo Pineda habló de la importancia de la tecnología como herramienta integradora, y de que el acceso es fundamental para promover la unión, especialmente para personas con discapacidad.
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Pineda, de 39 años, es el primer ciudadano europeo con síndrome de Down en titularse de la Universidad, que considera una “gran responsabilidad”, ya que representa e inspira a un colectivo social.
Sostiene que “no es bueno que una parte de la población no pueda acceder al mundo tecnológico por no comprender su funcionamiento”, como ocurre en muchas ocasiones con los estudiantes con discapacidad o personas que sufren exclusión social.
Ferviente defensor de los derechos de las personas con Síndrome de Down, actualmente Pineda lucha por promover el libre e igualitario acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC), que son difíciles de utilizar para quienes padecen discapacidades intelectuales.
Muchos no pueden acceder a la tecnología porque no la comprenden, y ese es “el peor de los aislamientos, porque si no estás en internet, no existes”. Además, quienes se alejan de la tecnología suelen perder contacto con el resto de la sociedad, a nivel local y mundial.
Afirma que es responsabilidad de todos, especialmente de los expertos, promover el uso de las tabletas y smartphones, que sean “más accesibles, más entendibles y más fáciles de utilizar”.
La barrera más importante para la utilización de las TICs es el lenguaje excesivamente técnico que dificulta la comprensión, a lo que se pregunta, “¿Qué pasa si tienes un iPad pero no entiendes su manual de instrucciones?”. Así, la falta de contacto con las TICs “provoca una brecha digital enorme, una barrera que hay que romper para facilitar que estas personas también formen parte de la sociedad”, señala.