La universalización del uso de los smartphones nos da cada vez más posibilidades de utilizar herramientas efectivas, como ocurre en el caso de la mensajería gratuita con la aplicación WhatsApp. Sin embargo, los expertos advierten cada vez más que un uso indebido de estos recursos puede ser peligroso, ya que crea adicción y deja huellas difíciles de borrar, según publica el portal 20minutos.es
La escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en la mano y el móvil en la otra es cada vez más frecuente y representa la principal problemática del uso excesivo del WhatsApp: la pérdida de contacto con la vida real y la virtualización de lo cotidiano.
Para el catedrático de psicología de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa, un adicto es una persona que es capaz de escribir cuarenta mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, una anomalía que altera el transcurso normal de la vida de cualquiera que trabaje o estudie, tenga amigos y aficiones.
También se considera que tienen un problema quienes utilizan esta aplicación móvil con el fin de controlar y cuando no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el teléfono de forma constante, respondiendo los mensajes de forma inmediata, sin importar las circunstancias.
Para combatir esta adicción se recomienda poner límites horarios a la utilización del WhatsApp y realizar una cura de abstinencia de entre uno o dos meses de duración.
De la misma forma, es importante saber si la persona que la sufre tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, autoestima baja, incapacidad de comunicarse personalmente o timidez extrema.
Si bien normalmente se tiende a pensar que los adolescentes son los principales afectados, este mal puede ocurrirle a cualquier persona sin importar cuál sea su edad o su estatus.