Esa fue la conclusión a la que se arribó en un informe realizado por la
organización no gubernamental, Pesticide Action Network (PAN) Europe.
Quienes hicieron el estudio denunciaron un "vacío" brutal en la regulación vigente sobre las sustancias contaminantes, la no definición de un criterio oficial para definir los disruptores endocrinos (EDC) y que se desestima el efecto de esos químicos en dosis bajas.
Los EDC, advierten, también están presentes en artículos de cosmética, higiene personal y limpieza y pueden llegar a provocar alteraciones en la fertilidad de quienes los usan o consumen, cáncer de mama, próstata y testículos además de trastornos endocrinos tales como la obesidad y la diabetes y daños cerebrales que se manifiestan como desórdenes de conducta.
El documento que recoge las conclusiones del estudio fue entregado en Bruselas a las autoridades sanitarias para que tomen las medidas del caso de cara a la discusión de la legislación relativa a los pesticidas que deberá estar lista el año próximo.
En orden de peligrosidad, PAN desaconseja el consumo de lechuga, los tomates y pepinos, seguidos de las manzanas, puerros y pimientos, si son de cultivo extensivo.