¿Se podrán borrar los recuerdos traumáticos?

19/07/2012

 ¿Se podrán borrar los recuerdos traumáticos? Un grupo de investigadores ha podido interrumpir la recuperación de la memoria a corto plazo en la corteza del cerebro y en el hipocampo, a largo plazo, a través de una estimulación eléctrica.
Ayer, en el marco del congreso europeo de neurociencia (FENS) en Barcelona, fueron presentados los resultados de una investigación científica probada en ratones vivos. Un hallazgo sumamente importante que nos acerca a la posibilidad de borrar los recuerdos traumáticos por medio de una intervención cerebral.

El hallazgo, presentado por José María Delgado quien lidera el grupo de investigadores, abre nuevas posibilidades para el tratamiento de trastornos mentales producidos por memorias episódicas traumáticas de manera de poder suprimir de manera selectiva ciertas emociones no deseadas.

Lo que han permitido es borrar el recuerdo que depende del hipocampo, situado en la base del cerebro y rodeado por la corteza temporal, donde hay circuitos relacionados con el procesamiento de las emociones.

El hipocampo es necesario para recordar la relación entre dos estímulos o entre un estímulo y sus consecuencias
y también para recuperar memorias del pasado remoto, o a largo plazo. Y usando técnicas de farmacogenética y de electrofisiología, pudieron impedir que los ratones olvidaran la asociación entre estímulos aprendidos previamente.

También comprobaron los estudiosos que se puede alterar la memoria de corto plazo, a través de pulsos eléctricos en dos zonas del cerebro anatómicamente diferenciados, y las memorias de largo plazo.

Pruebas en ratones

Los investigadores del equipo de Delgado registraron la actividad eléctrica de ratones mientras aprendían una tarea de memoria de trabajo, que consistía en primero aprender y luego recordar cuándo tenían que presionar una palanca para obtener comida.

Después de identificar las neuronas de la corteza frontal que se activaban durante este aprendizaje mediante registros de la actividad eléctrica generada por estas células, interrumpieron repetidamente su actividad al estimularlas con pulsos eléctricos muy breves observando que no aprendían la tarea que les permitía obtener comida.

Durante este experimento también registraron la actividad eléctrica de animales que no aprendían la tarea directamente, sino que la observaban en otros.

Al estimular el cerebro de los ratones observadores cancelaron los efectos positivos de la observación cuando, posteriormente, entrenaron a estos ratones para ejecutar la tarea.

Es decir, estos ratones observadores aprendían la tarea con mucha más dificultad que los ratones que la observaron, pero nunca se les estimuló.

Sin embargo, ocurrió lo contrario en una zona situada en la base del cerebro, el núcleo accumbens, que se relaciona con procesos de aprendizaje por reforzamiento positivo. Los ratones observadores a los que se estimuló esta zona aprendieron la tarea con mucha más facilidad que los que no se le estimuló, señalan los responsables del estudio.

La activación experimental del núcleo accumbens genera en el animal la sensación de satisfacción con la conducta, que le induce a repetirla y, por lo tanto, a aprenderla.

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