Asistir a clase y tomar buenos apuntes definitivamente es una clave para no atrasarse en el curso y para estudiar de forma más eficiente y sencilla. Los mapas mentales son una gran manera de tomar apuntes.
Los apuntes son una parte fundamental del ser estudiante y de sacar provecho a las lecciones del profesor. El campeón mundial de la memoria en 8 ocasiones y autor de la obra “Cómo aprobar los exámenes”, Dominic O’Brien, explica que las notas son “un filtro” que permite centrar nuestra atención en lo importante, prioriza y elimina “las frases de relleno”.
Todos tienen diferentes maneras de sacar apuntes, precisamente porque cada persona interpreta la información recibida de diferente manera. Existen algunos que son “el gran reportero”, y toma nota de todo lo que dicen los docentes, que dificulta notoriamente la comprensión, sin un tema central claro e información innecesaria.
También existe “el frenético”, que elabora apuntes a partir de un laberinto de flechas y cajetines, sumamente enredado y difícil de comprender. Luego está el “dibujante concienzudo”, similar al anterior, trabaja con organigramas pero con gran exactitud geométrica, lo que muchas veces lo lleva a olvidar la información y a centrarse en la forma.
Encontramos además al estudiante que “nunca o casi nunca toma apuntes”, que son los que confían en su memoria. Esta puede ser una solución a corto plazo, pero a largo plazo puede ser más difícil y no tienen en qué apoyarse para confirmar lo que su memoria dicta.
Los apuntes siempre se han tomado siempre de una manera similar, lineales, que toman una idea por vez, y de los que muchas veces no obtienes nada. Sin embargo, el cerebro no funciona de forma lineal, sino que son “multidimensionales”.
El mapa mental imita esa forma de funcionamiento del cerebro. “Para realizar un mapa mental, debemos manifestar el asunto en forma de una imagen central. Los temas principales irradian de esa imagen dando una formación de árbol. Cada rama responde a una etiqueta, una forma y un color propios. De cada rama pueden irradiar otras ramas secundarias, identificadas por una imagen y/o una palabra clave. Después, las ramas principales o secundarias pueden interconectarse, en función de la intensidad de las asociaciones que existan entre ellas”, sostiene O’Brien.
El mapa mental “ayuda a nuestro cerebro para que consiga representarse la información pertinente en su integridad. Es, de hecho, un método pedagógico en sí mismo”, explica.
Para el escritor, existen algunas claves para crear buenos mapas mentales. Aquí brinda las 5 principales:
Debes comenzar por una imagen central que enfoque la atención, y asegúrate de utilizar una hoja de papel de buen tamaño, así podrás incorporar todos los elementos que provengan del centro.
Tu historial previo de apuntes te llevará a querer incorporar más de una palabra, pero O’Brien recomienda evitarlo, así será más eficaz.
No necesitas crear dibujos especialmente elaborados, sino que se trata de imágenes sencillas que generen un impacto visual y sean fáciles de recordar.
Los apuntes suelen ser uniformes, de un color único, monótonos y olvidables. En cambio, los colores destacan, facilitan la coordinación y generan amenidad.
Utiliza asociaciones originales y nutre tu trabajo con imaginación. El mapa mental permite integrar muchas ideas y es muy atractivo para estudiar.