El estudio está a cargo de científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn)
Un grupo de científicos estadounidenses acaba de descubrir el rol de la hormona irisina, mensajera fuera del músculo y, a través de la sangre, que propicia que las células de grasa blanca o “mala” se conviertan en parda o también llamada “buena”. Y fue en base a esa tesis que los investigadores del CIBERobn decidieron indagar sobre la manera de propiciar esta transformación.
La irisina es una hormona que se activa con el ejercicio físico y convierte el tejido adiposo blanco en marrón. Probado en roedores obesos y diabéticos se pudo comprobar que con una mayor cantidad de ella, estos mejoraron notoriamente.
Comprobaron que quienes practican ejercicio tienen mayor nivel de la hormona y que la de los humanos es idéntica a la de los ratones.
Nosotros tenemos dos tipos de grasas: la parda, beneficiosa ya que es la que suministra la energía necesaria del cuerpo para la actividad celular y es vital en los recién nacidos y, por otra parte, la blanca, que acumulada en grandes cantidades, puede resultar perjudicial.
La grasa “buena” está distribuida de manera diferente de acuerdo a la edad, sexo e índice de Masa Corporal (IMC). A más masa corporal, menos cantidad de grasa parda y viceversa.
Dado que la misma funciona como calefacción humana, los estudiosos de Villarroya aseguran que para poder determinar la presencia de grasa parda se puede exponer a la persona al frío, reducir su temperatura en el cuerpo, para activarla y quemar calorías más rápido.
Partiendo de esa base, ahora los científicos apuestan a descubrir la fórmula que les permita estimular farmacológicamente la actividad de la grasa parda "para conseguir que los pacientes obesos puedan eliminar su exceso de tejido adiposo blanco, pudiendo adelgazar con más facilidad y menos ejercicio físico", explica Villarroya.