Un grupo de científicos estudia el comportamiento inteligente de esos
insectos en las colmenas. Aseguran que éstas permitirán desarrollar un
programa informático útil para otras investigaciones relevantes en el
ámbito de la salud.
Informáticos y biólogos trabajan de forma coordinada para crear nuevas aplicaciones que imiten a la naturaleza, este esfuerzo mancomunado está enmarcado en el ámbito de la computación inspirada, un campo particular de la ciencia.
Un equipo de profesionales de la Universidad de Extremadura es quien, en la actualidad, estudia el comportamiento de las abejas para crear un programa al servicio de importantes investigaciones tales como las que estudian la secuencia del ADN.
Los estudiosos entienden que las abejas de una colmena son un algoritmo matemático que buscan soluciones.
Existen tres tipos de abejas que cumplen distintas funciones. Las obreras, que buscan, levantan el polen e informan a las observadoras. Éstas que tienen como función interpretar la información que les envían y siguen a sus pares ubicadas en las flores con más polen. Y finalmente, las exploradoras cuya tarea es indagar por otras zonas para descubrir flores de su interés.
En el ámbito humano, las flores serían la solución a un inconveniente y el polen la calidad de la solución. Las abejas son, en este contexto, las encargadas de buscar flores o soluciones por eso la necesidad de “interpretar” su organización para aplicarlo en otros ámbitos.
"El proceso repetido numerosas veces proporciona soluciones razonadas susceptibles de ser aplicadas a determinados campos de investigación relacionados con la genética y la evolución de las especies", según dijo Miguel Ángel Vega, autor de la investigación que publica la revista IEEC.